lunes, 20 de agosto de 2018

Superando adversidades

Bueno, ha pasado algún tiempo desde mi último post, pero este tiempo ausente ha sido un tiempo de mucho crecimiento y aprendizaje, en el cual he tenido la oportunidad de ver la vida desde otra perspectiva, aquella que todos tememos enfrentar y que rogamos en nuestro interior que no tenga que llegar, pero bueno, así es la vida y así son las cosas. 

Todos pasamos por momentos dificiles o tristes en los que sentimos que nuestra esperanza se va, pero el problema no radica en lo que tenemos que afrontar, se basa en como superamos estas adversidades, y es que a veces la desesperación por salir pronto de esa situación nubla nuestro criterio y nos hace cometer errores, haciendo más grande nuestro problema o en el peor de los casos lastimando a personas que no tuvieron más que un buen corazón y buenas intenciones. Hace poco mientras me autoanalizaba descubrí que el daño emocional que nos hacemos nosotros mismos en muchas ocasiones es mucho más devastador que el que cualquier otra persona pueda hacernos y es debido a que nosotros somos los críticos más rudos de nuestra propia vida, no nos permitimos fallar y si lo hacemos nos flagelamos antes de salir adelante de esa situación.

Hay situaciones adversas que superan nuestras capacidades y hoy quiero decirte que está bien porque no podemos ser buenos en todos los aspectos, los seres humanos por tendencia natural tenemos fortalezas y debilidades, pero los puntos débiles nos hacen fuertes porque nos permiten enfocar nuestras energías en mejorarlos, lastimosamente la mayoria de nosotros debemos encontrar estos puntos débiles a través de la experiencia. En ocasiones nos sentimos sin salida a causa de estos problemas y a razón de que no los compartimos con otras personas, nos llevamos la carga solos y, en muchas ocasiones, con esto nublamos las soluciones que están a la puerta de nuestros ojos. 

Siempre he creído que la vida es como una empresa a la cual llegan diversos tipos de personas, unas que renuncian, otras que se mantienen, unas que aportan, otras que son una carga, unas que guían y otras que estorban. Somos gerentes de nuestra propia vida y al igual que en una empresa, debemos delegar ciertas responsabilidades y confiar en quien llevará a cabo estas tareas porque hemos elegido a las personas correctas para estar en “nuestra empresa”. No cargues con todo, hazte responsable por tus actos y actúa con ímpetu y pureza en tu corazón y tu empresa será exitosa, cuida a los buenos empleados y valora su esfuerzo, recompensalos haciéndoles saber que son importantes en tu organización y nunca olvides que tu empresa está destinada a cosas grandiosas.

Nunca desfallezcas siempre habrá alguien dispuesto a estar para ti.